miércoles, 1 de noviembre de 2017

DECEPCIÓN VECINAL

Getafe 1 de noviembre de 2017.

Ayer se celebró la Asamblea de Barrio de la Alhóndiga, adaptada ya al nuevo Reglamento de Participación Ciudadana, aprobado en septiembre de 2017 por el Pleno del Ayuntamiento de Getafe.

Y si antes eran decepcionantes, ahora, con la nueva legislación, lo son todavía más. Para empezar, no se ha conseguido la participación de los vecinos del barrio. Escasamente había treinta personas en el salón de actos del Centro Cívico. Si descontamos los diez asistentes del Ayuntamiento (Concejala de Barrio, Asesores y Técnicos), varios trabajadores del Centro Cívico (al parecer también militantes del PSOE) y los diez o doce miembros de la Asociación de Vecinos (en su gran mayoría, por no decir todos, militantes del partido en el gobierno local), la presencia vecinal era realmente testimonial. Además, gran parte de estos vecinos estaban en la media de edad de 75-80 años. Es decir, la presencia de vecinas jóvenes era prácticamente nula. Tan sólo los cinco que pertenecían a un nuevo colectivo surgido en Alhóndiga que se autodenomina Construyendo Barrio y que, según sus representantes, engloba a todas las asociaciones y colectivos del barrio.

¿Cómo se puede hablar de Asamblea Vecinal cuando quienes asisten son personal del Ayuntamiento y militantes del partido en el Gobierno? ¿Dónde están los vecinos? ¿Por qué hay ese tremendo desinterés por el barrio? ¿Qué está fallando? Son muchas preguntas, con difícil respuesta. Tal vez tenga algo que ver el cansancio de los vecinos al sentirse constantemente engañados por los políticos que prometen, prometen y prometen, y luego incumplen sus promesas. O la desidia con la que se gobierna Getafe. No hay mantenimiento, ni limpieza, ni seguridad. Y los ciudadanos se preguntan si todo esto se hace de forma consciente y voluntaria, o bien responde a la ineptitud de sus gobernantes, más pendientes de trepar dentro de sus organizaciones y colocarse en otros puestos más altos que de sus responsabilidades.

Volviendo al tema, como vecino siento una profunda decepción cada vez que acudo a una asamblea de barrio. Y parece que no soy el único. En los demás barrios de Getafe se comenta exactamente lo mismo. Algo que debería analizar la persona competente en materia de estrategia política.

En resumen ocurrió lo siguiente:

La Asamblea, presidida por la Concejala del Barrio, asistida de un técnico municipal que, supuestamente levantará acta de la reunión, y de varios asesores del Ayuntamiento, se inició con la exposición por parte del Asesor de Participación Ciudadana del nuevo Reglamento de Participación, génesis, tramitación, aprobación y contenido. Hizo especial alusión a la nueva distribución de Getafe en 11 barrios diferenciados modificando la antigua disposición en 9. Destacaba la configuración como barrios de Los Molinos y Buenavista y el desdoblamiento de Centro-San Isidro en dos. Ninguna alusión al nuevo barrio de Kelvinator, integrado, no sé si correctamente o no, en Alhóndiga. Dado que es un barrio nuevo y completamente diferenciado, y claramente separado, de Alhóndiga, bien merece tener su categoría independiente.

También realizó un breve resumen de cómo deben desarrollarse las Asambleas de Barrio acorde a la nueva regulación y a la instauración de la figura del PLENO ANUAL SOBRE EL ESTADO DEL MUNICIPIO y de cómo se tramitan y llevan a cabo los Presupuestos Participativos en Getafe.

En este punto de la reunión tomó la palabra una representante de Construyendo Barrio para manifestar que le “chirriaba” que el Ayuntamiento convoque Asambleas de Barrio vecinales cuando ya existe una Asamblea Vecinal auténtica compuesta por todas las asociaciones y colectivos del barrio, independiente del Ayuntamiento, que se llama CONSTRUYENDO BARRIO (CB). Tampoco entienden por qué las Asambleas de barrio las ha de convocar y presidir el Ayuntamiento cuando ya los vecinos se reúnen y debaten los problemas del barrio de forma autónoma e independiente. No procedería en un barrio organizado como la Alhóndiga sostener este modelo. Máxime cuando CB está en contacto con el Ayuntamiento, ha mantenido reuniones con Alcaldía para debatir temas del barrio e incluso se están coordinando actuaciones entre CB y el propio Ayuntamiento.

También se pone en entredicho que las Comisiones de Fiestas del barrio hayan de rendir cuentas en la Asamblea de Barrio organizada por el Ayuntamiento cuando ya se hacen asambleas abiertas a los vecinos donde se exponen los ingresos y gastos y se valoran las fiestas.

En resumen, manifiestan que el Reglamento de Participación no potencia los modelos de participación existentes, sino que pretende controlar y manipular.

He de decir que, en cierto modo, comparto esa opinión. En un barrio tremendamente asociativo y participativo desde sus orígenes, allá por los años 50-60 del siglo pasado, querer instaurar modelos participativos no tiene mucho sentido. Siempre ha habido en el barrio movimiento social de lucha vecinal en contra del gobierno franquista primero,  reivindicando derechos y mejoras para el barrio durante la democracia. Movimientos libres que no tienen nada que ver con la participación "controlada" que se quiere imponer ahora desde el Ayuntamiento so pretexto de recuperar la participación "secuestrada" por el PP en la legislatura anterior.

Por parte de la Concejala y el Asesor Municipal se manifiesta que, si bien es cierto que hay contacto y coordinación entre CB y el ente municipal, hay que cumplir la normativa aprobada en Pleno y mantener las Asambleas de Barrio INSTITUCIONALES, independientemente de que exista un colectivo que trabaje por el barrio y esté en coordinación con el Ayuntamiento. Proponen que la próxima Asamblea se coordine entre la Concejalía y CB para establecer el orden del día.

Respecto al rendimiento de cuentas alegan que se trata de exponer en qué se gasta el dinero público (las fiestas se subvencionan), al igual que hace el gobierno municipal con los gastos del municipio, en alusión a la cacareada (e inexistente) “transparencia”.

En cuanto al reglamento manifiestan que no pretenden controlar ni manipular. Estas asambleas son importantes porque responden al esquema institucional, aun cuando, en otro nivel, existan colectivos que representen al barrio y colaboren con el Ayuntamiento. En el fondo, el objetivo del Ayuntamiento es impulsar este tipo de colectivos, aún cuando no representen en su totalidad a todo el barrio.

Opinión de Concejal respetable, aceptable, pero discutible. ¿Realmente hace falta "impulsar" la participación en un barrio que ha sido impulsor  y dinamizador de la misma desde hace más de 50 años, constituyendo un ejemplo de la misma a nivel nacional? 

Posteriormente se pasó a la configuración de la Mesa, la cual, según la nueva normativa, ha de estar presidida por el Concejal de Barrio (o el Alcalde en su caso), un técnico del Ayuntamiento que levantará acta de la asamblea y un Moderador que será elegido de entre los vecinos asistentes. Es de destacar que se aclaró muy bien que la figura del moderador se limita al apunte de las personas que quieran hablar y darles la palabra por turno.

Es elegido como Moderador el Presidente de la Asociación de Vecinos, destacado militante del PSOE y miembro de la plantilla municipal. 

En este punto surgió un incidente que causó vergüenza y un gran sentimiento de decepción y pena.

Un vecino intenta exponer una queja sobre la situación del barrio, preguntando a la Concejala si vive en el barrio y si conoce lo que pasa en él. La presidenta de la Mesa le responde que sí que ha nacido y se ha criado en el barrio e incluso le da su dirección en la Alhóndiga (no la real, porque es vox populi que esta señora reside oficialmente en Illescas, provincia de Toledo, aunque -y no es el único concejal en esa situación- esté empadronada en Getafe por necesidades políticas). Termina respondiendo que es necesario esperar al punto en concreto del orden del día (casi al final). Se entabla una pequeña discusión entre la Mesa, el vecino en cuestión, quien protesta porque el orden del día trata de temas políticos y no de los problemas del barrio, mientras la que podríamos llamar "bancada socialista" le increpa y le pide respeto. Al final, otro vecino, indignado con la situación, pide que todos se respeten entre sí, y manifiesta que no se puede ir a las asambleas a aplaudir y hacer de “palmeros”. Esto provocó que el primero de los vecinos se fuese protestando porque no se trataban los temas del barrio, y que uno de los militantes del PSOE se sintiese ofendido y se dirigiese de forma violenta contra esta persona, teniendo que intervenir la policía local, presente en el evento, para evitar un enfrentamiento directo. Al final, el vecino se marchó y el militante del PSOE volvió a su sitio.

Pasado este incidente, a mitad de camino entre lo cómico y lo trágico, decepcionante y penoso, porque una reunión vecinal está para unir a los vecinos, no para provocar enfrentamientos entre personas con distintas formas de pensar, continuó la reunión.

Tomó la palabra uno de los técnicos del Ayuntamiento. Se explayó explicando los Presupuestos participativos del 2016, lo que se aprobó y lo que se está haciendo. Y recalcó que este año se han vuelto a convocar, y los resultados obtenidos serán de aplicación en 2018 puesto que las partidas de estos presupuestos han de ser aprobadas juntamente con los Presupuestos Generales del municipio.

Se comentó también que en una reunión anterior se habló de las obras que se van a realizar en Reyes Católicos, Plaza Juan de Vergara y Plaza Rufino Castro.

Posteriormente, y de forma breve, se concede la palabra a varios vecinos tratándose temas como la limpieza y adecuación de la cubierta del aparcamiento de la calle Jilguero (contemplada en la reforma de Reyes Católicos), los problemas de limpieza en los aledaños del Centro Cívico (en su parte lindera con Jilguero), la adecuación de la calle Maestro Bretón, a la altura del nº 4, para una vecina con discapacidad física (se va a remodelar la calle ensanchando la acera para construir una rampa a la salida del portal dejando tramo peatonal, eliminando 5 plazas de aparcamiento), la presencia de cacas de perro en calles, jardines y zonas infantiles (fruto del incivismo de los ciudadanos a pesar de las medidas sancionadoras establecidas y el control policial -siempre que pillen al infractor in fraganti se le abre expediente sancionador-), el peligro que tienen las obras que se están realizando en la calle Sur /Greco, sobre todo la falta de vallado en torno a la glorieta del toro, y la colonia de gatos de la calle Pato (no se pueden capturar para su traslado al CPA debido a que las alimentadoras les proporcionan comida y no acuden a los cebos).

Nada nuevo. Son las mismas preguntas de todas las asambleas de barrio que nunca obtienen respuesta por parte del Ayuntamiento, totalmente inactivo en todo lo que no sea publicidad y propaganda de las bondades de Sara Hernández.

Una reunión tediosa, copada por los largos monólogos del Ayuntamiento exponiendo sus logros y virtudes para deleitar los oídos de sus seguidores y que, en ningún caso, motiva a los vecinos a la asistencia. En cierto modo, se parecen a los soporíferos plenos del Ayuntamiento, en los que ni siquiera los propios concejales son capaces de concentrarse y mantener la atención.

Más vale que el Ayuntamiento (gobierno municipal y oposición) se planteen, de verdad, la redacción de un Reglamento de Participación Ciudadana que no sea un corta y pega del anterior. Realmente se siguen las mismas pautas que en el existente en época de Pedro Castro, transcrito casi letra por letra -basta con cotejar ambos para darse cuenta-, y tan sólo cambiando algunos nombres como los Consejos Sectoriales de Barrio por Asambleas de Barrio y suprimiendo algún que otro párrafo.


Nos hace falta una normativa que fomente la libre participación ciudadana, la implicación de los vecinos en la vida del barrio y sus necesidades y carencias. La normativa no ha de ser un freno para la participación, pero, tal y como está hoy, no sirve para nada. Nada se puede hacer sin la autorización y supervisión del gran hermano (con fábrica de drones de vigilancia incluida) en que se ha convertido el Ayuntamiento de Getafe.

Como decía en el encabezamiento, una profunda decepción. Lo que se esperaba iba a ser un cambio en la política local, girando 180 grados la dejadez de la anterior legislatura de Juan Soler, se ha convertido en una continuidad. Todo lo que se le criticaba al anterior alcalde se está haciendo ahora por la actual, incluso, en muchas ocasiones, superando con creces al maestro. Leí el otro día un tuit en el que el autor se declaraba admirador de Sara Hernández porque cuando se piensa que no puede hacer las cosas peor... va y lo consigue. Suena a coña. Pero es la triste realidad. Llevamos dos años perdidos sin que se haya producido ningún cambio en Getafe. Al menos ningún cambio a mejor. Todo ha ido a peor. Hoy Getafe está en candelero por los escándalos políticos en LYMA y GISA, la mala gestión, la alta contaminación, la inseguridad ciudadana, el malestar vecinal... Y lo único que importa es salir en la foto, hacerse un buen book publicitario para las próximas elecciones y procurar colocarse en los puestos de salida en las listas o bien buscar un hueco en los órganos de dirección de los distintos partidos para poder acceder a la Asamblea de Madrid o al Congreso de los Diputados o el Senado. O Europa.

Lamentable.    

viernes, 15 de julio de 2016

SURREALISTA ASAMBLEA DE BARRIO EN LA ALHONDIGA.

Vergüenza ajena. Esa fue la sensación de la mayoría de los asistentes a la asamblea convocada por Sara Hernández el pasado día 5 de julio en la Alhóndiga. Vergüenza por el bochornoso y esperpéntico espectáculo que protagonizó nuestra alcaldesa en una asamblea totalmente kafkiana, en la que parecíamos inmersos en un cuadro surrealista de Dalí o en una escena de película psicodélica de los años 70.

La asamblea se celebró a las 19,30 horas con escasa asistencia de vecinos (habría unos 45) dado que la convocatoria se realizó a través de las redes sociales y la página web del ayuntamiento ese mismo día a las 15 horas.

Sara Hernández, que llegó tarde, haciendo gala de su ya famosa impuntualidad, juró y perjuró que había hecho la convocatoria la semana anterior. Cualquiera puede ver en el time line de la página web del ayuntamiento, o de los perfiles en las redes sociales de Sara Hernández y el PSOE, que se publicó apenas cuatro horas antes de la celebración. Una vez más, aplicaba su también ya inveterada estrategia de repetir un argumento hasta la saciedad para convertirlo en verdad absoluta.

Esta vez ha querido convertir en tautología una verdad a medias. Al final de la asamblea algunos vecinos comentaron que habían puesto algunos carteles por la plaza (tres o cuatro, no más) y buzoneado determinados portarles aledaños con una carta firmada por la alcaldesa. El resto del barrio no se enteró de la convocatoria hasta esa misma tarde. Tal vez la intención era, precisamente, que el resto de asociaciones, colectivos y vecinos que componemos el barrio no nos enterásemos de sus pretensiones.

La finalidad de Sara Hernández, asistida por su concejala de barrio y unos neófitos asesores municipales (cargos de confianza) que, por su bisoñez, denotaban una gran inexperiencia vital, profesional y política, no era otra que decir a los vecinos del barrio que va a eliminar de la Plaza de Rufino la estructura que instaló Pedro Castro hace cinco o seis años… porque no le gusta. Una CARA estructura, diseñada ex profeso para la plaza, que representa las ondas del movimiento del océano, como según dice Pepe, el párroco, le contó su diseñador.

Sí es cierto que algunos de los escasos vecinos que pudimos asistir expusieron sus ideas sobre la plaza. Incluso la Mesa Vecinal de la Alhóndiga, que manifestó su disconformidad con la forma de realizar la convocatoria y solicitó una nueva asamblea en septiembre, convocada con antelación a todo el barrio para garantizar la asistencia y la participación a los efectos de proceder a una votación de propuestas contando con una amplia representación de la ciudadanía ya que la plaza es de todos, no sólo de los vecinos de las calles aledañas. También se solicitó la apertura de un plazo para que los vecinos, colectivos y asociaciones pudiesen presentar proyectos de remodelación de la plaza ante el Ayuntamiento.

En palabras de la Mesa Vecinal, la participación de la ciudadanía es crucial en la composición urbanística de la ciudad, ya que es ella la que disfrutará de dichos espacios. Sin embargo, los tiempos de la participación no pueden ser inmediatos. No se puede convocar con unas horas de antelación. A no ser que no se quiera una participación real de las 18.000 vecinas que conforman la Alhóndiga.

Si no se da a los distintos colectivos del barrio la oportunidad de conocer y participar en los proyectos que dan forma a las calles, plazas y espacios públicos no hay consenso, sino imposición por el Ayuntamiento.

Como siempre, cerró el acto la señora alcaldesa, entrando en esa fase surrealista, kafkiana y psicodélica que nos dejó perplejos a muchos de los asistentes. Tras decir unas cuantas perogrulladas sobre la plaza y su situación, manifestó varias cosas interesantes:
  •           No iba a prohibir jugar a los niños en la plaza porque tienen que jugar en algún sitio y esa plaza es de todos (no hizo ninguna alusión a por qué no ha procedido a la apertura diaria de las pistas de los coles aprobada en pleno en noviembre del año pasado).
  •      Contestando a la Mesa Vecinal dijo que sólo contestaría a lo importante, lo intrascendente lo obviaría y ni siquiera entraría en debate. Es decir, la participación vecinal, el debate entre los vecinos y la posibilidad de que éstos puedan proponer proyectos adecuados a sus necesidades y criterios es “intranscendente”.
  •           Se hará un proyecto de remodelación de la plaza, porque eso es competencia exclusiva del Ayuntamiento, se expondrá en el Centro Cívico y se convocará una asamblea para que se ratifique el proyecto por los vecinos”.
  •           Provocó una gran polémica al manifestar que la mayoría de las intervenciones estaban a favor de eliminar la estructura metálica, por lo que entendía que se aprobaba su retirada de la plaza.
  •        A raíz de las protestas se sacó de la manga una votación para eliminar la pérgola, lo cual incrementó aún más la ira de la mayoría de los asistentes, manifestando éstos que no había representación del barrio suficiente como para efectuar esa votación, ya que había muy pocos vecinos. Así y todo, Sara efectuó la votación pidiendo a los vecinos que, a mano alzada, manifestasen si estaban de acuerdo con quitar la pérgola o no.
  •       Algunos vecinos protestaron, puesto que había tres opciones y no dos (quitarla, dejarla como está, o dejarla modificada). Sara reaccionó ANULANDO la votación y repitiendo la misma para incluir la tercera opción. ganó la retirada de la estructura con el apoyo de unos pocos asistentes, bien afines al partido de la alcaldesa, bien con interés en que la plaza no sea un lugar de encuentro vecinal.  

Después de eso, queda la duda de si nuestra querida líder suprema tiene claro qué es la participación ciudadana, más allá del "yo digo lo que tenemos que hacer y vosotros aplaudís mis decisiones, os gusten o no", porque eso no es fomentar la participación de los y las vecinas de los barrios.

No es de extrañar el gran fracaso cosechado en los distintos procesos de presupuestos participativos, en los que sólo han intervenido 1.817 personas de una población total de Getafe de 180.000. Apenas el 1%.

En todo caso, los asistentes salimos con la sensación de haber formado parte de un paripé de participación. Si el mantenimiento de la vía pública es competencia exclusiva del ayuntamiento, con la correspondiente redacción de proyectos y ejecución de obras, ¿para qué pedir opinión al ciudadano? Se realiza y punto. En realidad, todo fue una farsa para legitimar una decisión municipal ya tomada, dándole un barniz, ilusorio, de participación vecinalEl proyecto ya está redactado y aprobado y, al final, se hará lo que Sara Hernández quiera con la plaza. Para este viaje no hacían falta alforjas..., ni molestar a la ciudadanía.

Prueba de ello es que al lunes siguiente, 11 de julio comenzaron las obras de retirada de la estructura. ¿Cómo es posible que en apenas cinco días se haya licitado y adjudicado la obra? Todo estaba ya preparado.

La asamblea no fue sino una forma de utilizar a los vecinos para sus fines políticos y demagógicos de la instauración de la participación ciudadana en Getafe. Pero eso NO ES participación. Los vecinos no sabemos qué pretende hacer con la plaza de Rufino. Desconocemos el proyecto y la inversión del mismo. No se nos ha permitido hacer aportaciones. No sabemos cuánto va a costar a todos los getafenses esta eliminación de elementos urbanos.

No se ha facilitado ninguna información, incumpliendo una vez más ese principio que tanto ha proclamado Sara Hernández de tener "paredes de cristal".

A fecha de la publicación de este blog la estructura ya no existe. Ha sido desmontada totalmente, desconociendo las vecinas y vecinos qué se hará con ella. Otra muestra de esa "transparencia" del gobierno de Sara Hernández.

Si Sara Hernández de verdad quiere participación, debería permitir que los vecinos nos reunamos en asambleas libres, no controladas ni manipuladas por el ayuntamiento o partidos políticos, y decidamos lo que queremos para nuestros barrios.

Déjenos diseñar nuestra ciudad porque nosotros somos los que la disfrutamos y los que conocemos sus carencias y sus defectos.

Déjenos elaborar los proyectos de adaptación de nuestros barrios a nuestras necesidades, que siempre serán más baratos que los elaborados por el Ayuntamiento. Eso es participación y transparencia.

Lo demás, como decía otra ínclita alcaldesa lideresa, son mamandurrias.

domingo, 19 de abril de 2015

A VUELTAS CON LA PLAZA RUFINO CASTRO


La plaza de Rufino Castro está en la Alhóndiga, en Getafe. Es una plaza recoleta, con una pequeña ermita en el centro. Y uno de los centros neurálgicos del barrio, por no decir el único. En ella se desarrolla la vida del barrio como en cualquier plaza de pueblo de España. Porque la Alhóndiga es, en definitiva, un pueblo. Enclavado dentro de uno mayor, Getafe, que ostenta, con orgullo, ser la capital del Sur de Madrid.

En la plaza se ve por las mañanas a los mayores tomando el sol, cuando lo hace, que es casi todos los días, o charlando amigablemente sobre el pasado, el presente y el futuro. Se habla mucho de cómo era el barrio hace años, de cómo era la vida en los pueblos de origen de cada uno, de cómo nos tratan los políticos y qué se espera de los gobernantes, de lo mal que lo hace el Madrid o el Barça....
Por las tardes, los chavales descansan de su jornada escolar jugando en ella. Como se ha hecho toda la vida en las plazas y calles de todos los pueblos. Mientras, los padres y las madres disfrutan de una tranquila charla sentados en los bancos que hay dispuestos por toda la plaza o toman un café en las terrazas de los bares que asoman a la misma.

En verano es punto de encuentro de pequeños y mayores que disfrutan del aire libre y de la brisa nocturna, cuando la hay, refresco más que necesario para mitigar los ardientes calores que nuestro sol distribuye generosamente durante el día.

A lo largo del día, es un lugar de paso para los vecinos del barrio que van a comprar, hacer gestiones al centro, o a llevar a los niños a los dos colegios que están unos metros más abajo, en el paseo que vertebra el barrio desde esta plaza hasta el Greco, donde se enclavan el Centro Cívico y el Centro de Salud (un poco lejos para los que vivimos en la otra punta del barrio, pero bueno).

La Alhóndiga es un barrio que surge con la llegada de inmigrantes a Getafe en la década de los 60 y 70. Entonces eran inmigrantes de la España rural, principalmente de Toledo, Ciudad Real, Extremadura y Andalucía. Hoy sigue siendo un barrio de inmigrantes. Pero, a diferencia de antaño, hoy vienen de sitios más lejanos: China, Sudamérica, África, Europa del Norte, Países Bálticos... Si en los años 70 la Alhóndiga era un compendio de regiones españolas, cada una con sus costumbres y tradiciones y sus peculiaridades lingüísticas, hoy es un crisol de ciudadanos del mundo con las diferencias propias de las distintas etnias, lenguas y tradiciones.

A lo largo de estos años la Alhóndiga ha sabido integrar a todos los que habitaban en ella, formando una unidad propia, un ente único, un auténtico pueblo en definitiva. Y hoy sigue en ese empeño. Cuesta más, por las diferencias de lengua. Muchos de los inmigrantes no hablan castellano, pero viven y participan en la vida cotidiana del barrio procurando integrarse en la medida de lo posible y siempre con la limitación de encontrar una vivienda de alquiler asequible a sus ingresos.

Pero no todo es idílico en este barrio. Lamentablemente, hay vecinos, españoles que viven en la misma plaza, que no les gusta que la plaza sea plaza. No quieren que la gente, los vecinos, estén en la plaza, sobre todo si esos vecinos no son españoles.  

Sorprendentemente, en el pleno de Marzo del Ayuntamiento el PSOE llevó una propuesta para hablar de la "inseguridad" existente en la plaza de Rufino y pedir que la Policía controle la vida en la misma. Propuesta que venía, a su vez, de la Asociación de Vecinos de la Alhóndiga a petición  de los vecinos que "encabezan" la protesta y que, casualmente, son miembros de dicha Asociación. En esa propuesta se recogían quejas de unos vecinos que pintaban la plaza de Rufino como el Chicago de los años 30. Según su narración tan sólo hay ruidos, peleas, reyertas, contrabando, venta de droga... Sólo faltaban Al Capone y sus sicarios metralleta en mano.

Menos mal que al Pleno asistió la Mesa Vecinal, una entidad compuesta por distintas asociaciones del barrio (Orión, Junior, La Maraña, Red de Apoyo Solidario, Al Falah ...), la parroquia de San Rafael, vecinos y vecinas, a título individual, de las distintas nacionalidades que habitan el barrio. La portavoz de la Mesa Vecinal dió al Pleno, y a los ciudadanos en general, una visión real del barrio y de la plaza. Realidad que nada tiene que ver con los argumentos de la Asociación de Vecinos sobre botellones, suciedad, reyertas, menudeo de drogas, prostitución, etc.

En el entorno de Rufino no hay nada de eso. Y, por supuesto, los denunciantes no tienen medios para probar sus afirmaciones. Y, si los tienen, nada mejor que publicarlos y ponerlos en mano de las autoridades policiales para la persecución de los posibles delitos.

El botellón se concentra en otros sitios, no en la plaza de Rufino. Claro que, a lo mejor, se considera botellón el que los vecinos estén en las terrazas de los bares. Los más afortunados, los que pueden pagarse una consumición tranquilamente en un bar. Otros, los que no tienen trabajo, ni dinero y no pueden permitirse sentarse en la terraza de un bar, tienen que contentarse con comprarse una litrona y compartirla entre dos o tres, sentados en un banco. Un botellón consiste en grupos numerosos de personas con la música a tope, de madrugada, y con grandes vasos de cubatas en las manos. Obviamente, nadie ha visto nada de eso en Rufino ni en su entorno.

No hay reyertas.

No hay prostitutas en las esquinas de la plaza, ni en las calles, ofreciendo sus servicios a los viandantes. Si alguien desempeña esa labor lo hará en su casa o en algún local discreto. Entre otras cosas porque dudo mucho que sus clientes quieran ser señalados como tales públicamente.

Drogas... el trapicheo se da en todos los barrios y, siempre, de manera discreta. Lo último que desean los pequeños camellos es hacerse notar y que la policía esté encima de ellos. Y de eso la Alhóndiga, y especialmente, la plaza de Rufino, tiene mucha experiencia y puede hablar, y mucho. En los 80 fue uno de los barrios más castigados por la droga y, entonces sí, la plaza era un hervidero de yonquis y los delitos se sucedían minuto a minuto.

¿Qué ocurre realmente en la plaza? Pues que por las tardes se llena de niños jugando con la pelota (el fútbol se ha convertido en el único juego) porque no tienen otro sitio adónde ir. Los colegios tienen unas pistas maravillosas. Pero fueron cerradas fuera del horario escolar hace años; y el gobierno actual (PP) se ha negado a reabrirlas a pesar de que la Mesa Vecinal lleva tres años pidiéndolo de todas las maneras posibles y reuniéndose en numerosas ocasiones con el concejal responsable.

Unos niños jugando con una pelota. Lo que se ha hecho de toda la vida en cualquier plaza de cualquier pueblo. Niños corriendo y jugando. Eso es todo. Hace treinta años ocurría lo mismo. Entonces no se protestaba porque eran los hijos de quienes hoy alzan la voz reclamando una plaza tranquila. Y, además, eran españoles. Hoy los niños que juegan en la plaza son, en su mayoría, de origen sudamericano, marroquí o de europa del este. Pero son eso, niños.

Y, por otro lado, los hispanos y los marroquíes tienen la sana costumbre de vivir en las plazas y en la calle, igual que se ha hecho tradicionalmente en España a lo largo de muchos siglos. Y se sigue haciendo aún en nuestros pueblos. Las plazas son un punto de encuentro y convivencia vecinal.  

Que eso genera ruido. Es discutible. Puede ser que, en algunos momentos, se levante la voz (costumbre también muy española la de hablar en alto, o llamar a los niños a pleno pulmón desde el balcón o la ventana -y no digamos cuando se hace desde el último piso de las torres- para cenar, comer o irse a la cama). Pero eso va incluido en la propia vida de la plaza.

Que esto suponga un estado policial en la plaza de Rufino, como se aprobó en el Pleno por mayoría, es sencillamente inadmisible. En honor a la verdad, he de decir que el único voto en contra fue el de IU.

Si por el deseo de cuatro vecinos (no son más) que no soportan extranjeros en la plaza, tenemos que soportar una dictadura, yo no estoy dispuesto. A mí, particularmente, me molestan más los gritos de los forofos futboleros cuando celebran los goles en sus casas y se oyen por todo el barrio. O la estúpida, absurda, y peligrosa, costumbre de tirar petardos y tracas cuando gana tal o cual equipo o se celebra una boda, o una comunión.

Pero de eso no se quejan los vecinos protestones. Tampoco se quejan cuando las españolas se dedican a tirar a la calle la pelusa de los cepillos tras barrer sus casas, o sacuden mantas, sábanas, alfombras y manteles por ventanas y balcones, o, directamente, como me ha ocurrido personalmente, tiran el agua del cubo de la fregona directamente a la calle por el balcón. Son muy limpias y muy cuidadas ellas. Curiosamente, no he visto a ningún extranjero haciendo tales estulticias.

Pero el PSOE no sólo se ha limitado a servir de vocero de la Asociación de Vecinos, sino que ha buzoneado un panfleto electoral con los mismos argumentos que llevó al pleno. Argumentos que carecen totalmente de sentido y de cualquier tipo de prueba. Igual que han puesto una foto de niños jugando en la plaza (lo cual da la razón a la Mesa Vecinal en sus reivindicaciones de apertura de las pistas de los colegios), podrían aportar fotos de adultos jugando al fútbol, de las señoritas haciendo la calle, de los grandes grupos haciendo botellón.... Pero no pueden porque todo es una burda mentira de cuatro vecinos xenófobos a la que la Asociación de Vecinos, y el PSOE, han dado pábulo.

Las plazas son, y serán, fuente de vida, encuento, participación y convivencia vecinal. Y quien quiera paz y tranquilidad debería vivir en un monasterio o en una casa aislada de la civilización, no pedir restricción de libertades ni intervención policial. Eso no va a impedir que los habitantes del barrio, sea cual sea su origen, sigan reuniéndose en la plaza para disfrutar del sol, el aire y la interrelación personal con los demás. 




martes, 6 de enero de 2015

AÑO NUEVO


Ya han acabado, por fin, las fiestas de navidad; esas fiestas que, cada vez más, se hacen pesadas y aburridas. En los últimos años se han desvirtuado tanto que ya no son fiestas. Es una oda al consumo, el gasto inútil y la hipocresía. Quizás debería decir HIPOCRESÍA, con mayúsculas. Porque no hay nada más hipócrita que desearnos paz, amor y buena suerte para el nuevo año cuando se está pensando en "a ver de qué manera apuñalo a éste el año que viene". Muchos están deseando que la mala suerte le llegue cruelmente a su hermano, al cuñado, al amigo o al vecino que le cae mal. Pero muestran una sonrisa de oreja a oreja, le dan una palmada en el hombro y le espetan a bocajarro: "Feliz Navidad, que lo pases muy bien y que tengas un buen año nuevo". Y, mientras, preparan con alegría la piedra de esmeril para afilar las dagas, espadas, puñales y hachas con las que hacer picadillo al saludado.

Y qué decir del tinglado que se monta en estas fiestas. Comidas familiares, pasteles, polvorones, turrones..., un pantagruélico festín interminable perjudicial para la salud. No sólo la estomacal, que también, sino la física. ¡Cuántos no acaban en el hospital por una discusión con la familia que acaba a puñetazos y mandobles! En noches de paz y amor.....

Y ese consumismo al que nos condenan los mercados. En estas fiestas hay que comprar ropa nueva, platos, vasos, manteles, cuberterías, adornos, regalos.... ¿De verdad es necesaria toda esa parafernalia para cenar una noche que, en el fondo, no deja de ser una noche más? ¿Es necesario gastar tanto dinero en todo eso cuando hay millones de personas en este país que no tienen ni para cenar?

¿Nos acordamos en estas fechas de los casi cinco millones de parados que no tienen ningún ingreso? 

¿Tenemos consciencia de que hay miles de personas que no tienen luz para alumbrarse, gas para calentarse ni agua para poder beber o asearse?

¿Nos acordamos de los que han sido desahuciados y no tienen un techo donde cobijarse en las frías noches de invierno?

Pues la mayoría no. Sólo piensa en divertirse, llenar la andorga hasta reventar, salir a bailar y beber con los amigotes a la discoteca, o al botellón, o a cualquier macrofiesta hasta acabar en coma etílico. ¡Menuda diversión! Acabar borrachos e inconscientes, sin tener noción alguna de lo que está pasando.

Los pobres.... A los pobres ¡que les den! Para eso está Cáritas o la Cruz Roja, como dicen algunos políticos con toda la desfachatez de que son capaces. Y otros van de evento en evento zampando y repartiendo sonrisas sin acordarse de los que más necesitan una mirada, una sonrisa, un apoyo.

Pero a pocos políticos, por no decir ninguno, he visto compartir un momento con los desahuciados que no tienen un hogar digno donde refugiarse, ni con los enfermos crónicos a los que se les niega la asistencia sanitaria y los medicamentos, ni con los desahuciados hídricos (ya son miles en España) que no tienen acceso a un bien tan indispensable como el agua porque el suministro está privatizado y, si no pagas, no tienes derecho a beber ni al más mínimo aseo. El agua, un bien que debería ser de uso público, universal y gratuito.

Por eso hablaba de HIPOCRESÍA. Se nos debería caer la cara de vergüenza si realmente fuesemos conscientes de la realidad de nuestro país. Me niego a aceptar que seamos tan inhumanos como para no pensar más que en nosotros mismos y releguemos a todos aquellos necesitados a un segundo plano lo más alejado posible de nosotros.

Empieza un año nuevo. A ver si este año sí pensamos en los más necesitados, somo más solidarios y más humanos.

Y confío en que los que se llaman a sí mismos políticos dejen de pensar en cómo ocupar un cargo para ganar un sueldazo y se impliquen en las necesidades de Juan Torres, un parado con cinco hijos, sin ningún ingreso al que han desahuciado de su casa, o en las de Mayte Pérez, una autónoma que perdió su trabajo con la crisis, se arruinó y ahora malvive en una casa sin luz, gas ni agua porque las empresas privadas de distribución le han cortado los suministros por impago de las facturas, o en Ignacio Torregrosa un doctor en químicas que ha tenido que emigar a Noruega porque en España no encontraba un trabajo acorde con sus estudios, o en Pilar Prieto que trabaja doce horas al día por un mísero sueldo de 300 euros, o en Noelía García, una maestra que ha de trabajar de lunes a domingo en tres sitios distintos para poder ganar apenas 800 euros con los que poder subsistir y pagar la hipoteca de su piso.

Son casos reales, con nombres ficticios. Son esos ciudadanos invisibles que conforman nuestro país y que nunca son tenidos en cuenta por los que ostentan el poder, demasiado ocupados en redecorar sus sedes o en quitar el sillón al otro o en subirse un poquito los altos sueldos que cobran por hacer... ¿qué?.

Difícilmente se puede estar contento con esta situación. Y mucho menos desear Feliz Año a quien no tiene nada, excepto desesperación por su trágica situación. Basta ya de HIPOCRESÍA. Empecemos a actuar y solucionar problemas, especialmente los pequeños problemas de Juan, Mayte, Ignacio, Pilar, Noelia y tantos y tantos otros.

Dejemos de rasgarnos las vestiduras y derramar cenizas sobre nuestras cabezas cuando vemos por la tele a un niño africano extremadamente delgado yendo a buscar agua y comida a muchos kilómetros de su casa.

Aquí, a la vuelta de la esquina, tenemos niños que sufren lo mismo. Niños a los que sus padres no pueden alimentar, calentar, ni siquiera dar un vaso de agua,  porque no pueden pagarlo.

Y a esos no los vemos.

Año Nuevo, Vida Nueva y..... Acciones Nuevas que garanticen la libertad, la igualdad y la dignidad de todos, especialmente de quienes hoy no tienen nada.